La terapia, a la vez que se ocupa del mundo interno de la persona, con sus emociones, sentimientos y pensamientos, busca también analizar sus interacciones y relaciones con los sistemas en que participa, como la pareja, la familia, la cultura, el sistema social. Así, el proceso terapéutico se centra en las interacciones, comunicación, pautas relacionales y el rol que la persona tiene dentro de cada sistema.
Se concede una gran importancia al proyecto vital de cada persona, y la etapa del ciclo vital en que el paciente, la pareja, o la familia se encuentran. Asimismo, se trabajan aspectos biográficos y la forma en que experiencias pasadas influyen en las dificultades actuales, centrando el análisis en posibles sucesos traumáticos y en las relaciones interpersonales. El análisis tiene el objetivo de facilitar la toma de conciencia de los mecanismos de defensa desarrollados por el sujeto y sus modelos de vínculo constituidos a partir de las relaciones con sus figuras de apego, contribuyendo para el cambio de los patrones relacionales disfuncionales.